11.7.05

DYLAN THOMAS


Hay un relato de Dylan Thomas fechado en 1937.

En este texto: la aproximación a un mundo no humano, a una separación de los códigos
repetidos y conocidos, por lo tanto un mundo íntegro por sí mismo.

Thomas narra certero y ágil, en este texto, sus aproximaciones
a ese mundo íntegro: Viaje alucinógeno.

Lo transcribo.



Una visión del mar


A mediados del verano, un muchacho, feliz por no tener qué hacer y por que hacía calor,
se hallaba echado en un maizal. Las hojas de maíz se mecían por encima de él como grandes
abanicos y los pájaros trinaban en las ramas de los árboles que ocultaban la casa. Tendido
de espaldas contra la tierra, contemplaba el cielo infinitamente azul que caía sobre
los perfiles del maizal. El aire, después de un cálido chaparrón de mediodía, traía un aroma
de conejos y vacas. Se estiró como un gato y cruzó los brazos tras la nuca. Ahora surcaba
los mares como un velero, navegaba entre las doradas olas del maizal y se deslizaba por
el cielo como un ave, saltaba por las campiñas en botas de siete leguas y construía un nido
en el sexto de los siete árboles que desde una verde y radiante colina le saludaban aleteando
las ramas. Luego volvió a ser el muchacho de los cabellos revueltos que, levantándose
perezosamente, buscaba tras los maizales la línea del río que serpenteaba entre las colinas.
Metió los dedos en el agua como provocando una ola que traviesa hiciera rodar los cantos
y estremeciera el limo dormido. En el agua sus dedos se erigieron en diez pilares de torre
y un pecesillo de hermosa cabeza y cola de látigo sorteó las compuertas de las torres
hábilmente. Y mientras el pecesillo huía por entre el laberinto de dedos hacia los guijarros
y el lecho de las aguas se removía inquieto, se imaginó una historia. Érase una princesa
de un libro navideño que se había ahogado, con los hombros descoyuntados y dos coletas
pelirrojas tersas como cuerdas de violín en torno al quebrado cuello. Atrapada en las redes
de un pescador, los peces le estaban arrancando el pelo. Se olvidó de cómo terminaba
la historia si es que una historia que no tiene principio puede terminar de alguna manera.
¿Revivía la princesa alzándose como una sirena de entre las redes?¿O sucedía que un príncipe
que salía de otro cuento, le tensaba las coletas y hacía con los huesos de los hombros un arco
de lira a la que arrancaban fúnebres notas que resonaban en los ámbitos cortesanos?
El muchacho arrojó una piedra contra las verdes aguas, luego vio que por entre unas matas
se escabullía un conejo y le disparó otra piedra a la cola. Un pez brincó entre las aguas cazando
insectos y una alondra pasó volando como una saeta. Aquel verano era el más hermoso desde
el principio de los siglos. No creía en Dios, pero era Dios quien había alumbrado aquel verano
tan lleno de azules aires, y aquel calor y aquellas palomas que poblaban el bosque. En las anónimas
colinas que se avistaban a distancia, no había torres de minas, chimeneas ni remolques, sólo siete
árboles que semejaban hombres y mujeres tendidos al sol. No encontraba palabras que expresara
la maravilla de aquel verano o el murmullo de los pájaros del bosque o el susurro del maizal mecido
por la brisa del mar. No había palabras para sol y cielo, para el campo entero del estío. Todo era hermosísimo, las aves y el maizal...

Campo a través llegó hasta la falda de las colinas. El cuento de la princesa ya se había pasado.
Aquella tarde, bajo el verde inocente de los árboles y entre los jilgueros que volaban hacia
el sol, no había mar en que aquélla pudiera ahogarse prendida del cabello. El mar se había
retirado y tras sí quedaron un campo sembrado de maíz, una casa escondida y una colina.
Del séptimo árbol se descolgó de pronto la princesa, era tan alta como el primero de los árboles
y llevaba un vestido de seda hecho jirones. Tenía las piernas llenas de rozaduras, manchas
de fresa por los labios, rotas y negras las uñas, los dedos de los pies le asomaban por las sandalias.
Se puso encima de un montoncito y con sólo hacerlo el campo que la rodeaba y la curva del río
que brillaba allí mismo se volvieron tan pequeños que pareció que una enorme montaña se alzase
sobre una cuchilla y unas gotas de agua. Los árboles de la granja parecieron fósforos,
y en la distancia, ahora ya mínima, los picos de Jarvis y detrás de éstos, el monte Cader, ya
en los bordes de Inglaterra, eran tan sólo toperas o sombras. El muchacho contempló asombrado
la desaparición del río, vio como la tierra se tragaba los sembrados y cómo los árboles del bosque
se reducían a pequeños tallitos y cómo el campo y el paisaje entero le cabían en el cuenco de la mano, encogida la tierra como una prenda recién lavada.


(del libro: El visitante y otras historias)

10.7.05

SILENCIO



Gabriela Juárez Romero

(23 marzo 1974, Tijuana - 9 Julio 2005, Tijuana)



11.12.03

MONTAJE POSTERIOR.
Ensamble de una cartografía: El avizoramiento



1) Nunca el detalle fue más claro como en estas fotografías aéreas.

2) Sobre la superficie plana, la exactitud topográfica y corrosiva de un ensamble cartográfico.

3) El retrato humano a través de las máquinas construídas, destruídas y reconstruídas por el hombre mismo.

4) Deconstrucción escudriñada por la fotógrafa Gabriela Juárez a través de cámara,

pensamiento, lente, pupila.

5) Montajes y desmontajes, ensamble de una época en la historia.

6) Rompecabezas. Teorías. Imagen.

7) La máquina : El desplazamiento.

8) La represión y la manipulación del individuo a través de sus sistemas: Producción:

Sociedad industrial: El hombre unidimensional: Herbert Marcuse.

"El método científico que ha llevado a una dominación cada vez más eficaz de la naturaleza

llega a proveer así los conceptos puros tanto como los instrumentos para la dominación

cada vez más eficaz del hombre por el hombre a través de la dominación de la naturaleza"
(p. 158).

9) Trabajo: Producción: Tecnología: Abundancia : Confort : Abandono.

10) Movimiento : El auto.

11) MONTAJE POSTERIOR:Los autos robados, quemados, desmontados y abandonados

en las carreteras de la frontera norte de México, muestran el óxido. Registran el tiempo.



Configuran el maniático mapa desierto, de cierto comportamiento humano.

Los cadáveres jamás se encuentran: Evolucionan: Se reciclan.

12) La Naturaleza hasta hoy, no es dominable.

13) Una vez leídos los puntos anteriores, sepárelos y ensamble de nuevo.

6.7.05

DEL TALLER CON CRG


"Tripeo sin trastabilleo"


El triángulo termina en tres. Título aparte, traza torcidas tretas sobre un tren teñido de tibios tonos tenues. También trina el triángulo. Tordo al fin, tensa una tromba que trenza en el término típico del tímpano. Tampoco toma todo. No: Tritura.

Torpe y tonto se tiende sobre el tópico del transeúnte siempre en tránsito. Tónico. El trámite del tordo típico es la tromba triunfal del triángulo.


*

"Para ella o para nosotros o para..."


Para ella la tarde siempre era el piano: entre floritura y floritura el azul de la tinta diluída y ocho notas en clave sobre amarillentas hojas o con las yemas sentir de entrada las teclas de helado blanco.

Para ella las cortinas o el polvo o la ventana.

No supo nunca si el ladrido de un perro o el re menor en arpegio eran lo más cercano y parecido al sonido que sentía llevar dentro. O finalmente, nada de esto.

Ella a veces concentrada veía el rojo o anaranjado de Marte pero sus ojos siempre volvían a Venus.

5.7.05

HOY, NO FALTEN!


Presentación del libro de cuentos No son gente como uno

de Sylvia Aguilar


Presentan: Omar Pimienta y Abril Castro

7:00 pm
Sala de lectura
Cecut

1.7.05

AH DIOSAS!


- Adiós

- Adiós

- Sí ... adiós ...

- Adiós ... cuídate.

- Sí... tú también ... adiós ... bye ... adiós ...


De él me enamoraron sus titubeos. Ese como no quererse ir. Ese como alargar las despedidas uno, dos, tres, cuatro adioses más. Ese arañar tímido de su voz contra el tiempo.